La secta de los Testigos de Jehová comenzó en 1870 con un estudio bíblico llamado “Millennial Dawn Bible Study” dado por Charles Taze Russell (1852-1916) en Pittsburgh, Pennsylvania, USA. Él estudiaba la doctrina de los adventistas, como George Storrs, Jonas Wendell, George Stetson y Nelson Barbour; pero la combinó con sus propias conclusiones y estudios. Russell escribió varios libros que contienen mucha de la teología de esta secta hasta hoy.
Su premisa básica es que la Biblia ha sido distorsionada a lo largo de los años por sus traducciones, por lo cual ellos editaron su propia versión llamada “Traducción del Nuevo Mundo”. Eruditos del griego han criticado duramente dicha versión por apartarse drásticamente de una traducción fidedigna. Algunos han sugerido que se trata de un comentario y no de una traducción, por su grado de disparidad con el texto original. La Traducción del Nuevo Mundo ha sido revisada en varias ocasiones por el Cuerpo Gobernante, corrigiendo y adaptando pasajes que contradicen sus falsas enseñanzas. Dicho Cuerpo Gobernante es el único autorizado para interpretar las Escrituras, y establecer sus doctrinas a nivel mundial. Su sede oficial está en Brooklyn, Nueva York.
En 2004 había 6 millones de Testigos de Jehová activos, los cuales invertían un promedio de 1.2 billones de horas al año haciendo proselitismo de puerta en puerta. Sus revistas “La Atalaya” y “¡Despertad!” se distribuían en más de 230 países. Había más de 98 mil congregaciones alrededor del mundo. A la fecha, la tendencia es hacia el alza moderada.
Su historia está llena de fechas proféticas falsas, como la presencia “invisible de Cristo”, profetizada para 1874 y luego cambiada para 1914; el fin del mundo, profetizado para 1914 y después cambiado para 1915 (fallida también); el fin del mundo y la destrucción de las iglesias en 1918; el fin del mundo con la venida de Abraham, Isaac y Jacob en 1925; construcción de la “Casa de Príncipes Beth Sarim” en San Diego, debido al inminente retorno de David y otros profetas bíblicos a la vida terrenal; el Armagedón y el fin del mundo en 1940; el cumplimiento de 6,000 años de historia humana en 1975, con el fin del mundo de forma inminente; 80 años de la generación de 1914 en 1994, con el inminente fin del mundo, etc.
Sus prácticas más controversiales son: la no celebración de días festivos o cumpleaños; la no transfusión de sangre; limitar la educación superior; no participar de la oración a la bandera, votaciones, actividades políticas ni guerras; limitar el contacto con amigos y familiares que no son Testigos de Jehová; evitar por completo personas que han salido de la secta; prohibir el pensamiento crítico y los desacuerdos con la organización; prohibir literatura que critica la organización; prohibir asistir a actividades religiosas que no sean iglesias de testigos de Jehová; obligar a hacer proselitismo de puerta en puerta, entre otras.
Acerca de su traducción de la Biblia, cabe mencionar que sus traductores tenían conocimiento insuficiente acerca de los manuscritos bíblicos; su traducción distorsiona la divinidad de Jesucristo en pasajes como Juan 1:1, Juan 8:58, Hebreos 1:8 y otros para apoyar la doctrina de la Atalaya. Además introducen forzosamente el nombre Jehová en el Nuevo Testamento, sin ningún apoyo de los manuscritos.
Hay muchas creencias falsas de esta secta, pero en este artículo estudiaremos a profundidad tres de ellas. Sin embargo, hay muchas más falsedades que esta peligrosa secta enseña, entre las cuales podemos mencionar: que Jesús es el arcángel Miguel, que sólo 144,000 personas pueden nacer de nuevo e ir al cielo, que al morir los hombres, el alma deja de existir, que el infierno no existe, que el Espíritu Santo no es Dios sino una fuerza, que Jesús no murió en una cruz, sino en una estaca, que Dios resucitó a Cristo en un "cuerpo espiritual" y no en su cuerpo físico, que solo Dios Padre, Jehová es verdadero Dios (niegan la trinidad), etc. Veamos tres de sus creencias.
1. PRIMERA CREENCIA: “JESÚS ES EL MISMO ARCÁNGEL MIGUEL”
LOS TESTIGOS DICEN: Los Testigos de Jehová afirman que Jesús era el arcángel Miguel antes de venir a la tierra, y que después que murió y resucitó, volvió a la misma forma de arcángel. Afirman que en Judas 9 la Biblia habla de Miguel como “el arcángel” (el jefe o principal de los ángeles), dando a entender que solo hay uno de estos ángeles, o que es único en su clase; y en 1ª Tesalonicenses 4:16 la Escritura dice que Jesús vendrá “con voz de mando, con voz de arcángel”, lo cual es prueba (según la secta) que Jesús es el arcángel Miguel.
También hacen referencia a que dicho Arcángel siempre tiene roles de gran preponderancia en la Biblia: en Daniel, está combatiendo contra ángeles malos; en Judas está discutiendo con el diablo y en Apocalipsis está peleando contra Satanás y sus demonios. Esto comprueba, según ellos, la correspondencia bíblica del Arcángel con Jesús. Hacen además la observación de que varios personajes en la Biblia tienen dos nombres: Jacob era también Israel y Pedro era también Simón; por lo tanto, es lógico pensar que Miguel es otro nombre para referirse a Jesús antes de venir a la tierra, como después de su regreso al cielo.
(Nota: esta doctrina es un escape para no tener que admitir la eternidad de Cristo, y por consiguiente, su deidad. En realidad es un ataque indirecto contra la deidad de Cristo. Diciendo que es un arcángel, se implica que es un ser creado y no el Dios eterno.)
LA BIBLIA DICE: Ninguno de los pasajes utilizados por los Testigos de Jehová enseña claramente esta doctrina. Se trata de una contorsión y un malabar exegético realizado por la secta, para extraer dicha enseñanza. En otras palabras, se trata de una eiségesis, y no una exégesis. En la exégesis, el intérprete extrae del pasaje su mensaje original y lo aplica, obteniendo verdadera Palabra de Dios. En la eiségesis, el intérprete viene al pasaje con una idea preconcebida, y la introduce forzosamente en el versículo a manera de buscar respaldo para su propio concepto. El problema de la eiségesis es que no es Palabra de Dios, sino de hombres.
Cuando los Testigos de Jehová afirman que la frase “con voz de arcángel” es prueba que Jesucristo es el arcángel Miguel, no solo están haciendo una eiségesis, sino un verdadero abuso del texto, al hacer poner en boca del apóstol Pablo algo que nunca enseñó, ni jamás dijo. De hecho, el pasaje de 1ª Tesalonicenses 4:16 también dice que vendrá “con trompeta de Dios”, lo cual podría significar que Jesús es Dios, bajo su mismo criterio de interpretación errado.
Haciendo referencia al argumento de que varios personajes tienen dos nombres en la Biblia, tomemos los ejemplos de Jacob, cuyo nombre fue cambiado a Israel y Simón, cuyo nombre fue cambiado a Pedro. En ambos casos nos damos cuenta que la Biblia claramente narra el hecho de que sus nombres fueron cambiados por Dios como muestra de una nueva identidad según el llamado del Soberano. Hay otros ejemplos de esto: a Abram (padre enaltecido) se le llamó Abraham (padre de multitudes), en clara alusión a la promesa hecha a su persona. A Sarai (mi princesa) se le llamó Sara (madre de naciones). Pero en ningún lado de la Biblia encontramos que a Miguel se le cambió el nombre a Jesús, o que experimentó una conversión, un cambio de identidad o un llamado transformador. Nuevamente, se trata de una elaboración extra-bíblica para la cual se ha buscado respaldo en la Escritura, pero que no está claramente enseñada en ningún pasaje.
Los títulos que la Escritura aplica a Jesús el mesías NO PUEDEN ser aplicados a un arcángel: la Biblia dice claramente en Isaías 9:6 (en alusión a Cristo) que sería llamado “Dios fuerte” y “Padre eterno”. Dichos títulos definitivamente no aplican a un arcángel, ni a un ser creado sino solo a Dios. De hecho, en Hebreos 1:5 en adelante el autor muestra la superioridad y total distinción que se hace de Jesús respecto a los ángeles, refiriéndole frases tales como “mi Hijo”, “yo te he engendrado”, y “adórenle todos los ángeles de Dios”. En el versículo 8, el original dice: “tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos”, pero la Traducción al Nuevo Mundo cambia las palabras, diciendo “tu trono es Dios por los siglos”, distorsionando así el sentido original, y respaldando su falsa enseñanza de que Jesús no es Dios eterno.
En Apocalipsis 22:8-9 vemos cómo los ángeles buenos rechazan la adoración, porque son “consiervos nuestros, de nuestros hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro”. Y el ángel hace una declaración contundente: “adora a Dios.” En los evangelios, vemos a Jesús recibiendo adoración desde el inicio de su vida en la tierra: Mateo 2:2, Mateo 8:2-3, Mateo 9:18, Mateo 14:33, Mateo 15:25. La palabra usada para “adorar” es la misma que se usa para referirse a la adoración a Dios Padre: “proskuneo”. Solo Dios es digno de recibir adoración, lo cual es prueba que Jesús afirmaba ser el Hijo de Dios, y no un ser creado.
Si hacemos una comparación de Isaías 44:24 con Juan 1:3, vemos que el Jehová del Antiguo Testamento corresponde a Jesús del Nuevo Testamento, en este caso en particular como el agente creador de todo lo que fue hecho, el Verbo eterno: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Esta es una verdad contundente que excluye la posibilidad de que Jesús sea un ser creado, como un arcángel. No es posible que la Biblia afirme “sin él, NADA de lo que ha sido hecho, fue hecho” si él mismo fuera un ser creado.
Al comparar Isaías 48:12 con Apocalipsis 1:7-8, vemos que se usa la misma descripción “el alfa y la omega, principio y fin”, “el primero y el postrero”, tanto para referirse a Jehová, como a Jesús. ¡No puede haber dos primeros ni dos postreros! Este pasaje comprueba la eternidad de Cristo, como Dios, no como un ser creado finito o un arcángel. Si fuese un arcángel, no fuese “el primero”.
Numerosos pasajes hablan de Cristo Jesús como Dios: Apocalipsis 2:8 dice “Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto…”. Apocalipsis 22:13 dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” Juan 1:3 dice: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Hebreos 1:8 es especialmente poderoso, pues dice del Hijo: “Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo.” Pero, como ya explicamos, la secta ha tergiversado pasajes como Hebreos 1:8 con su Traducción Nuevo Mundo, irrespetando el texto griego y adaptando la Biblia a sus doctrinas erradas.
En los pasajes que se habla de la segunda venida, no se enseña que será Miguel quien regrese sino Jesucristo: Mateo 24:30 dice que verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo. Apocalipsis 22:12-13 dice que el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último, viene pronto y su galardón con él. Y en Apocalipsis 22:20 Juan concluye diciendo “Amén; si, ven, Señor Jesús.” En ningún lugar vemos que diga “ven arcángel Miguel” o algo por el estilo.
Concluimos que la clara enseñanza de la Biblia es que Jesús es Dios eterno, creador de todo lo que hay, que merece ser adorado y por lo tanto, no es un ser creado ni un arcángel.
2. SEGUNDA CREENCIA: “EL ESPÍRITU SANTO ES UNA FUERZA IMPERSONAL”
LOS TESTIGOS DICEN: Afirman que el Espíritu de Dios es su poder o fuerza en acción, y no una persona, ni un ser divino. Su afirmación está basada en pasajes como Miqueas 3:8 que dice: “Mas yo estoy lleno de poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado”. Este pasaje, según ellos, muestra que el Espíritu de Jehová es su poder o fuerza en acción.
También se apoyan en Lucas 1:35, donde se hace alguna referencia al poder de Dios y su Espíritu, juntos: “Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios”.
Según los Testigos de Jehová, la Biblia usa antropomorfismos en relación al Espíritu de Dios, como “la mano de Dios” o el “soplo”, “aliento” de Dios, lo cual, afirman ellos, es prueba de que no es una persona, sino una emanación, soplo o parte de Dios. También argumentan que, en cierta ocasión, Esteban tuvo una visión del cielo y vio solamente a dos personas, no tres (el Padre y el Hijo, por medio de la llenura del Espíritu). Por estas razones, ellos creen que el Espíritu Santo solo es un poder y no una persona.
LA BIBLIA DICE: Las Escrituras se refieren al Espíritu con atributos personales, por ejemplo, dicen que tiene una intención determinada conforme a la voluntad de Dios, e intercede por los creyentes:
“Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.” (Romanos 8:27)
Dicen las Escrituras que el Espíritu escudriña lo profundo de Dios, y para referirse a Él, usa un pronombre personal “nadie”, no uno impersonal “nada”. Veamos:
“Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sinoel Espíritu de Dios.” (1ª Corintios 2:10-11)
En Hechos 5 se narra la historia de Ananías y Safira, quienes vendieron una heredad y quisieron aprovecharse de la iglesia, por medio de una mentira. En los versículos 3 y 4 Pedro dice que Ananías y Safira “mintieron al Espíritu Santo” (¿se le puede mentir a una fuerza?) y afirma categóricamente que “no han mentido a los hombres, sino a Dios”. ¡Doble prueba de la personalidad y divinidad del Espíritu!
En 1ª Corintios 3:16-17 Pablo dice que somos templo (casa) de Dios, y que el Espíritu mora en nosotros, lo cual nos lleva a deducir que es una persona que tiene su morada, pues, en caso de tratarse de una fuerza, se usaría otra palabra distinta a “habita”, “mora”, “vive”. En 2ª Corintios 3:17 dice que “el Señor es el Espíritu”. ¿Puede el Señor ser una fuerza? ¿Puede una fuerza “morar” en nosotros?
En Mateo 28:19 vemos que el Espíritu Santo es igual a las personas del Padre y del Hijo, en poder y gloria. El pasaje hace referencia a los tres, como nombres sobre los cuales hay que bautizar a los creyentes. En 1ª Corintios 12:4-6 se hace referencia a las tres personas de la trinidad, en coordinación para otorgar dones y ministerios a los creyentes. El Espíritu es mencionado de la misma forma que el Padre y el Hijo, como personas. Lo mismo ocurre en Efesios 4:4-6 y 1ª Pedro 1:2.
Cuando se le llama el “parakletos” (consolador, abogado, consejero) en Juan 14:26, 15:26 y 16:7, se está usando un nombre que solo se usa para referirse a una persona, y no una fuerza ni una acción. El pronombre “ekeinos” utilizado en los mismos pasajes es personal también (Juan 16:13-14 “él”).
Los siguientes pasajes usan verbos para referirse a acciones que realiza el Espíritu. Todas estas acciones son realizadas por una persona, y no por una fuerza impersonal:
Romanos 8:16 El Espíritu da testimonio; Romanos 8:26-27 el Espíritu nos ayuda e intercede por nosotros con gemidos indecibles; 1ª Corintios 2:10-11 el Espíritu escudriña lo profundo de Dios y nos lo da a conocer; 1ª Corintios 12:11 el Espíritu da palabra de ciencia y reparte dones; Isaías 63:10 el Espíritu se enoja contra los rebeldes, se vuelve su enemigo y pelea contra ellos; Hechos 8:29 el Espíritu habló a Felipe; Hechos 13:2 el Espíritu pidió que apartaran a Bernabé y a Saulo; Hechos 16:6-7 el Espíritu les prohibió a Pablo, Silas y Timoteo predicar en Asia e ir a Bitinia; Efesios 4:30 el Espíritu se contrista (tiene emociones, lo cual es un atributo personal).
La apología que demuestra la divinidad del Espíritu, sirve también para comprobar que no es una fuerza, pues Dios es una persona, y no puede ser un ser impersonal como la secta afirma. Concluimos que la Escritura enseña claramente que el Espíritu Santo es una persona, y es Dios mismo. No es una fuerza impersonal.
3. TERCERA CREENCIA: “EL ALMA HUMANA DEJA DE EXISTIR EN EL MOMENTO DE LA MUERTE”
LOS TESTIGOS DICEN: Afirman que el alma humana no es inmortal. Como pruebas bíblicas, dicen que el profeta Ezequiel mencionó en cierta ocasión que se puede castigar el alma con la muerte: “alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). Al referirse a la creación de la primera alma humana, Génesis 2:7 afirma: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. Pero la Traducción al Nuevo Mundo dice “el hombre vino a ser alma (nefesch, en hebreo es alma) viviente”. La palabra nefesch se refiere al ser vivo entero, el cual deja de existir cuando muere. Génesis 3:19 lo confirma al decir: “polvo eres, y al polvo volverás”.
En Levíticos 21:11 se habla de un “alma muerta” para referirse a un cadáver. Salomón dice que “en el sepulcro no hay pensamiento, ni conocimiento, ni sabiduría.”[2] También en Eclesiastés 3:19 dice “Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad.”
LA BIBLIA DICE: En Lucas 16:22-29 Jesús narra la historia del rico y Lázaro, utilizando nombres para referirse a los personajes, lo cual muestra que es una ilustración basada en la realidad, y no una simple parábola (dado que en las parábolas no se empleaban nombres propios). Ahí claramente se observa un estado de conciencia y razonamiento después de la muerte: el rico, estando en tormentos inmediatamente después de su muerte y sepultura, mira de lejos a Lázaro y a Abraham en el seno de éste. El rico suplica a Abraham que envíe a Lázaro a darle un poquito de agua, y ruega que les vaya a predicar a sus parientes incrédulos, para que no vengan al mismo lugar de tormento que él.
En Mateo 10:28 Jesús dice que los humanos “no pueden matar el alma”, sino solamente el cuerpo, en una clara referencia que después de muerto el cuerpo, el alma sobrevive. La palabra “destruir” usada en ese pasaje no prueba que el alma muere, como afirman los Testigos de Jehová, sino hace referencia a una miseria eterna a la cual es entregada el alma de los incrédulos y malvados.
En Apocalipsis 6:9-11 Juan narra una visión en la que las almas de los mártires claman durante la tribulación al Señor por justicia. ¿Cómo podría un alma clamar al Señor, si ésta deja de existir al momento de la muerte?
En Lucas 9:30-31 aparecen Moisés y Elías conversando con Jesús en la transfiguración, con aspecto glorioso, probando que sus almas permanecen activas constantemente. De hecho, Jesús mismo, respondiendo a los saduceos (que no creían en la resurrección) dice que el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob (que ya habían muerto) es un Dios de vivos, y no de muertos. Para él, ¡todos ellos viven aún!
Las enseñanzas Paulinas claramente muestran que al partir de este mundo, nuestro ser interior va a estar con Cristo, lo cual según el apóstol “es ganancia”. Consideremos Filipenses1:21-24: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros”. ¿Por qué diría Pablo que morir “es ganancia” si creyera que su alma deja de existir? Además, Pablo dice que desea “partir y estar con Cristo”, dando a entender que es algo inmediato al momento de la muerte: el alma va a estar con el Señor.
Si examinamos la segunda carta a los Corintios, dice Pablo: “Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”(2ª Corintios 5:6-10).
El apóstol enseña que mientras el alma está en el cuerpo, está ausente al Señor, pero una vez ausente al cuerpo, está presente al Señor. Dice que debemos procurar ser agradables al Señor, ya sea estando ausentes o presentes. ¿Cómo puede un alma agradar al Señor estando presente a él, si los Testigos afirman que deja de existir? ¿Cómo va a comparecer delante del tribunal de Cristo, para recibir según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, si al morir el cuerpo muere el alma según los Testigos?
Concluimos que la Biblia enseña claramente que el alma sobrevive al cuerpo, y que en cuanto sale del cuerpo por la muerte, se presenta a su destino eterno, según haya procedido mientras estaba en el cuerpo. Los justificados irán a estar con el Señor para siempre, y los reprobados, al tormento eterno en el infierno. Lo dice la Escritura.
CONCLUSIÓN
Queda claramente comprobado, a la luz de las Escrituras, que las enseñanzas de la secta “Testigos de Jehová” no son bíblicas y contradicen la verdad. Fácilmente se observa una contorsión de las escrituras para intentar sostener sus falsas enseñanzas, objetivo para el cual han tenido que recurrir a hacer su propia traducción de la Biblia. Cada vez que detectan nuevos pasajes que contradicen sus enseñanzas, vuelven a “revisar” su versión y acomodar la verdad a su antojo.
Otra práctica que queda en evidencia por parte de esta secta, es el frecuente uso de la eiségesis, o sea la introducción de sus propias presuposiciones e ideas en la interpretación de los textos bíblicos, fallando así en enseñar Palabra de Dios, y engañando a miles alrededor del mundo con palabras falibles de hombres. La Biblia advierte en Efesios 4:13-15 “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”. Debemos profundizar en nuestro entendimiento bíblico para no ser presa de estos hombres astutos y engañadores.